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La referencia histórica de esta variedad es anterior al s. XVI. Los vinos de Toro cuentan con una gran tradición. Sus orígenes son anteriores al asentamiento de los romanos.
Es la variedad autóctona de la DO Toro. Se asienta sobre las terrazas del río Duero a 700m de altitud. Sus suelos están formados por sedimentos de areniscas, arcillas y pudingas calizas pliocénicas, que en superficie originan suelos pardos calizos sobre material no consolidado. Se alternan desde materiales limosos, a areniscas de grano grueso y fino con niveles de calizas y margas detríticas formados durante el Mioceno.
De brotación media, posee buena fertilidad, presenta cierta sensibilidad a los ácaros, oídio y a las polillas del racimo.
Es importante controlar su maduración para realizar la vendimia antes de las lluvias de otoño...
Son vinos con un color intenso. En nariz, predominan aromas de fruta roja, con notas de regaliz. La entrada en boca es potente, voluminosa, con taninos bravos de carácter dulce, muy cálido en alcohol. El postgusto es bastante prolongado.
Tamaño y compacidad: medio, compacto y cilíndrico
Longitud del pedúnculo: Medio
Tamaño: medio
Forma de perfil: esférica-aplanada
Ombligo: aplastado
Color y grosor de la epidermis: grueso
Pigmentación anotiánica de la pulpa: el pincel y las venas moradas se unen con el ombligo
Sabores particulares: taninos dulces
Facilidad de separación del pedicelo: difícil
Formación de pepitas: presentes
Color principal: azul negruzco